Las lesiones deportivas más frecuentes y su tratamiento

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Existe una serie de lesiones deportivas más frecuentes que deben ser tenidas en cuenta, muy especialmente si estamos empezando a practicar ejercicio físico tras un tiempo de sedentarismo. Como podréis comprobar, nos centramos en las lesiones más habituales, las cuales generalmente tienen una solución sencilla que también indicaremos en cada caso, dejando para otros artículos especializados aquellas que ocurren con menor frecuencia y que por norma general son de solución más complicada.

Agujetas

Qué son las agujetas

Las agujetas son un dolor muscular difuso que aparece entre 24 y 48 horas tras la realización de algún tipo de ejercicio que sea más prolongado de lo habitual o de una mayor intensidad a la que estamos acostumbrados.

Aunque también se da en deportistas habituales, las agujetas son muy frecuentes en aquellos que están empezando a practicar ejercicio tras un tiempo de sedentarismo, y básicamente se trata de una afección que se produce en el aparato musculotendinoso, ya que afecta directamente a las uniones entre músculos y tendones cercanas a las articulaciones.

Este dolor nace a partir de la debilidad de la fibra muscular y se basa en el proceso de adaptación de nuestro cuerpo a dicho ejercicio, ya sea porque cuenta con una mayor intensidad o duración de lo acostumbrado, o directamente porque hemos trabajado de una forma diferente a la habitual de manera que se han ido produciendo pequeñas microrroturas.

Dependiendo de la intensidad y de las microrroturas producidas, las agujetas pueden ir aumentando la sensación de dolor hasta incluso tres días después, y poco a poco irá disminuyendo hasta una semana después de realizado el ejercicio.

Cómo tratar las agujetas

La mejor forma de tratamiento para las agujetas es precisamente la prevención, y por ello siempre recomendamos que, cuando vayáis a realizar un nuevo ejercicio o sobre todo si estáis empezando a practicar ejercicio físico tras una temporada de sedentarismo, es esencial que lo hagamos de forma paulatina para permitir a nuestro cuerpo que se adapte a los ejercicios y movimientos que vamos a realizar. De igual manera, la alimentación juega un papel muy importante en la prevención de las agujetas, ya que una correcta nutrición e hidratación nos ayudará tanto a evitarlas como a reducir la intensidad en el caso de que se llegaran a producir.

Sin embargo, en el caso de que ya se hayan producido, lo que tenemos que hacer es volver a repetir los ejercicios realizados que han dado lugar a las agujetas pero con una intensidad mucho menor, y de igual manera también nos ayudará realizar ejercicios antigravitatorios como puede ser la natación.

En cualquier caso, siempre que tengamos agujetas es recomendable aplicar frío en la zona durante un tiempo aproximado de unos 15 minutos (si no tenemos otro sistema, podemos aplicar hielo envuelto dentro de un trapo) y realizaremos masajes de drenaje linfático.

Calambres

Qué son los calambres

Los calambres se producen a partir de contracciones musculares involuntarias de considerable intensidad que provocan dolor. Por norma general los calambres suelen durar poco tiempo, ya que rara vez exceden de dos o tres minutos. Éstas contracciones se producen por diversas razones como el repentino contacto con agua fría, por alguna alteración de la vascularización muscular, por problemas de deshidratación, por la falta de determinados minerales, e incluso también hay factores que pueden influir en una mayor frecuencia como puede ser el excesivo consumo de alcohol, el consumo de tabaco, problemas de obesidad, falta de vitamina B, alteraciones hormonales, consumo de determinadas drogas y otros diversos.

La razón por la que se producen los calambres es debido a un sobre esfuerzo muscular, una situación en la que nos podemos encontrar en el caso de que realicemos algún ejercicio a una intensidad mayor a la que estamos acostumbrados. Por supuesto también son más frecuentes en aquellas personas que llevan un tiempo de sedentarismo y han decidido retomar la práctica deportiva.

Por norma general, los calambres se pueden producir o al principio del ejercicio en el caso de que no hayamos calentado adecuadamente, o una vez que ya nos encontramos practicándolo, en cuyo caso lo habitual es que se deba a fatiga, deshidratación o ausencia de vitaminas o minerales.

Cómo tratar los calambres

Al igual que los casos anteriores, nuestra mejor baza en este caso es la prevención, y es por ello que vamos a evitar realizar ejercicios con intensidades mayores a la que nuestro cuerpo está preparado. De igual manera es esencial que nos alimentemos de forma adecuada y por supuesto realicemos ejercicios de calentamiento antes de comenzar la práctica deportiva.

En el caso de que se haya producido el calambre, lo ideal es estirar el músculo que se haya visto afectado a la vez que aplicamos calor húmedo y realizamos un suave masaje.

Ni que decir tiene que debemos evitar el consumo de aquellas sustancias que favorecen la aparición de calambres como tabaco, alcohol, etcétera, y también es importante que comencemos un programa de flexibilidad que nos ayude a desarrollar y preparar los músculos que se puedan ver afectados de nuevo en el futuro.

Contracturas

Qué son las contracturas

Ahora pasamos a las contracturas, que son contracciones que se producen de forma involuntaria y que además de producir dolor también pueden tener una larga duración. Tiene lugar en el músculo o en su fascículo, y notaremos mayor dolor cuanto más contrarrestemos la resistencia.

Las contracturas son mucho más habituales en los músculos de la espalda, y básicamente tiene lugar a partir de dos premisas:

  • Sobreesfuerzo: es el más habitual, y se debe a que hemos realizado un esfuerzo mayor al que el músculo está preparado.
  • Autoprotección: sin embargo, también puede producirse una contractura a modo de defensa con el objetivo de inmovilizar un segmento que se haya podido lesionar a partir de algún esfuerzo.

Cómo tratar las contracturas

Las contracturas más habituales, es decir, las que se producen debido a sobreesfuerzo, son tratadas mediante estiramientos, fricciones y pellizcos en la zona afectada para conseguir deshacer los nódulos en el músculo.

Sin embargo, si se trata de una contractura producida por autoprotección para evitar que empeore una lesión, el tratamiento más adecuado será aquel que solucione el problema que provoquen la contractura. En estos casos es esencial que nos pongamos en manos de un fisioterapeuta especializado que será el que pueda tomar la decisión más acertada sobre el tratamiento a seguir.

Contusión muscular

Qué son las contusiones musculares

La contusión se produce en el momento en el que un músculo recibe un golpe, dando lugar a un aplastamiento de las fibras e incluso a un desgarro muscular. En estos casos aparecerá un dolor similar al de las agujetas pero se reducirá el movimiento y también se observará un hematoma en la zona afectada.

Cómo tratar las contusiones musculares

En este caso se deberá inmovilizar la zona afectada y aplicar vendajes comprensivos. Es bueno aplicar frío (crioterapia) pero no se realizarán masajes hasta que hayan transcurrido al menos 72 horas.

Desgarro muscular

Qué son los desgarros musculares

El desgarro muscular es una de las lesiones deportivas más frecuentes y además también cuenta con diversas variaciones que pasan desde desgarros que tan sólo van a requerir reposo hasta otros que pueden incluso implicar la cirugía.

En este sentido podemos pasar desde una rotura fibrilar parcial que es aquella en la que se rompen determinados haces musculares pero que no llegan a afectar a todo el músculo, en cuyo caso estaríamos hablando de la más habitual, hasta una rotura total de manera que se rompen todas las fibras dando lugar a la rotura del músculo. La rotura total es muy poco habitual (inferior al 10 %) y en estos casos es necesario ponernos en manos de un especialista.

Cómo tratar los desgarros musculares

Básicamente, atendiendo al tipo de desgarro muscular o rotura de fibras el tratamiento variará considerablemente, de manera que un desgarro muscular que se base en una rotura fibrilar parcial que implique la rotura de pocos haces musculares se podría resolver con simple reposo, vendaje en el caso de que llegue a ser algo más intenso, y crioterapia.

Sin embargo, si se produce rotura parcial, en este caso será necesario constatar la lesión a través de un diagnóstico por imagen para analizar el número de fibras que se han podido ver afectadas, de manera que se planteará el mejor sistema de rehabilitación y por supuesto también se analizará si es necesario llevar a cabo cirugía.

Hematoma

Qué son los hematomas

El hematoma se produce a partir de un derrame sanguíneo ocurrido dentro del seno del músculo, el cual habrá sido provocado por el aplastamiento de un vaso debido a una contusión, un arrancamiento, una ruptura o cualquier otro proceso mecánico que lo genere.

Si se presiona sobre la zona afectada aparecerá el dolor, y visualmente observaremos que la zona lesionada presentará un aumento de volumen así como el hematoma crecerá hasta incluso 48 horas posteriores al golpe.

Cómo tratar los hematomas

Los hematomas requieren básicamente tiempo para recuperarse, por lo que se recomienda reposo y elevar la zona afectada. También se deberá aplicar un vendaje compresivo e incluso puede ser beneficioso realizar un suave masaje de drenaje linfático.

Éstas son las lesiones deportivas más frecuentes que debemos tener en cuenta tanto si estamos comenzando con la práctica regular de ejercicio físico como si queremos cambiar de disciplina, o en general si disfrutamos con el deporte y queremos prevenir estos inconvenientes que no sólo afectan a nuestra calidad de vida sino que además interrumpen la práctica de ejercicio.

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